Nos encontramos en una época en la que los ciudadanos y las organizaciones estamos viviendo una digitalización acelerada, especialmente durante el último año, de todos los aspectos de nuestras vidas. La forma de comunicarnos a través de RRSS, chats y videollamadas, de realizar compras online o incluso de pagar a través del móvil forman parte ya de nuestro día a día.
Debido a ello, utilizamos también dispositivos inteligentes (Smart) o dispositivos IoT (Internet of Things) para medir nuestros pasos, preguntar qué tiempo hará durante la semana o controlar las bombillas desde el móvil. De igual forma, las organizaciones, tanto públicas como privadas, están utilizando dispositivos Smart e IoT para usar u ofrecer los denominados Servicios Smart. Como ejemplo, se utilizan para el control de consumo eléctrico en los hogares, la recogida óptima de cosechas en la agricultura o para el control de horarios de transporte público.
La tendencia creciente de la digitalización y uso de nuevos dispositivos es imparable, tal y como demuestra el siguiente estudio de Statista, en el cual se indica que los dispositivos IoT de consumo crecerán de, aproximadamente, 105 mil millones en 2019, a 404 mil millones en 2030. Sin embargo, todas estas ventajas que nos proporcionan estos dispositivos y el ecosistema que les rodea deben ser debidamente protegidos, ya que, por su naturaleza, la exposición a los ciberataques que afectan a las infraestructuras críticas o a la privacidad de los usuarios es mayor.

A partir de todo lo anterior, surge el término de Territorios Inteligentes, definido como territorios que buscan mejorar y optimizar servicios públicos a través de la tecnología, con el objetivo de generar un desarrollo económico más sostenible y una mejor calidad de vida. Por ello, las Ciudades Inteligentes o Smart Cities encajan en la definición anterior, de manera específica, para los municipios y las ciudades.
Aterrizando en el caso de las Ciudades Inteligentes, nos encontramos con una evolución en las infraestructuras y digitalización de las ciudades que ha pasado por la digitalización de la administración electrónica, llegando actualmente a las infraestructuras y servicios Smart. Habitualmente, la implementación actual de las iniciativas Smart en las ciudades se suele vertebrar a través de plataformas horizontales multipropósito, que generalmente carecen de un enfoque de Ciberseguridad que abarque toda su complejidad.
Debido a esta evolución, desde el punto de vista de la ciberseguridad, la principal diferencia entre un servicio electrónico y un servicio Smart es que, estos últimos, pueden convertirse en infraestructuras críticas en las ciudades, que afectan directamente a la seguridad física y el bienestar de los ciudadanos y turistas.

Existe, por tanto, una fuerte necesidad de contar con soluciones capaces de monitorizar, agregar y correlar toda la información, encontrar anomalías de ciberseguridad y ofrecer planes de acción y soluciones a corto, medio y largo plazo en los proyectos y servicios Smart.
Además de esta vigilancia activa, es necesario un marco de buenas prácticas (framework), que incluya las áreas técnicas, social y de cumplimiento en relación a la ciberseguridad. El cumplimiento de tal marco permitirá que los Servicios Smart disminuyan su superficie de exposición, cuenten con menor riesgo de materialización de las ciberamenazas y no queden riesgos latentes sin identificar.
En relación a lo anterior, podemos nombrar algunas iniciativas ya existentes como “Connected Places Cyber Security Principles” del NCSC (National Cyber Security Centre de Reino Unido o las publicaciones de ENISA (European Union Agency for Cybersecurity). Además de las anteriores, están surgiendo cada vez más iniciativas y reflexiones en torno a la Ciberseguridad en Territorios Inteligentes, a la par que crecen la cantidad y sofisticación de ciberataques que nos estamos encontrando en los últimos tiempos.
Así que, si ya has implantado soluciones Smart en tu organización o tienes pensado implantarlas, te podemos ayudar en la mejora de la ciberseguridad en todo el ecosistema.
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